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Balance de situación, ¿De qué se compone?

Balance de situación

El balance de situación es un documento que muestra el estado financiero de la empresa en un momento determinado, constituyendo uno de los pilares fundamentales para la toma de decisiones en la empresa.

Es un indicador que refleja la buena o mala salud económica de la empresa en un momento determinado. Es importante recalcar “en un momento determinado”, ya que si elaboramos el balance a 31 de diciembre con el cierre del ejercicio; al día siguiente, cuando realicemos la primera transacción, el balance ya habrá cambiado.

 

¿Cuándo se hace el balance de situación?

Al finalizar el ejercicio contable, todas las sociedades mercantiles están obligadas a presentar sus cuentas anuales, entre las que se incluyen el balance de situación.

Los plazos son los siguientes: en los seis meses siguientes al cierre del ejercicio, la Junta General debe reunirse para la aprobación de las cuentas anuales. Una vez aprobadas, hay un mes de plazo para presentarlas en el Registro Mercantil. Por tanto, si el ejercicio finaliza el 31 de diciembre, la fecha límite para su presentación sería el mes de julio.

 

Estructura del balance

El balance se divide en dos grandes bloques: el activo y el pasivo de la empresa.

  • Activo: muestra las posesiones de la empresa, es decir, todos los bienes y derechos que posee. El activo, a su vez, se divide en:
    • Activos no corrientes: son recursos de duración permanente y no destinados a la venta. Son, por ejemplo, terrenos, locales, maquinarias, ordenadores…
    • Activos corrientes: tienen una duración inferior a un año y están destinados a la venta: materias primas, mercaderías, deudas de clientes, efectivo, dinero en cuentas corrientes…
  • Pasivo: refleja todas las obligaciones y deudas que tiene una empresa. Está formado por:
    • Patrimonio neto o fondos propios: son aquellos recursos financieros que no pueden ser exigidos por terceros, entre ellos, el capital social de la empresa, los beneficios o ganancias del ejercicio…
    • Pasivo no corriente: son las deudas u obligaciones exigibles a largo plazo (más de un año).
    • Pasivo corriente: deudas u obligaciones exigibles a corto plazo: deudas con proveedores, sueldos, impuestos…

 

Si hemos hecho el balance correctamente, la suma de todos los elementos del activo debe coincidir con la suma de todos los elementos del pasivo. Es decir, el activo será igual que el pasivo (activo = pasivo). Además, podemos decir que la estructura económica y la estructura financiera coinciden.