La Unión Europea ha lanzado un ambicioso plan de recuperación económica y resiliencia, conocido como Next Generation EU, para enfrentar los daños causados por la pandemia. España ha presentado su Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia para obtener fondos de transferencia y préstamos del Mecanismo Europeo de Recuperación y Resiliencia (MRR). Sin embargo, para acceder a estos fondos, el proyecto debe cumplir con el principio DNSH (Do No Significant Harm, o No Causar daño significativo en español).
El principio DNSH es una condición establecida por la Comisión Europea para asegurar que la inversión o reforma no afecte negativamente a los seis objetivos medioambientales establecidos en el Reglamento 852/2020. Estos objetivos incluyen:
Para cumplir con este principio, las organizaciones deben realizar una autoevaluación del ciclo de vida del proyecto. Esta evaluación debe considerar todos los aspectos ambientales relevantes y mostrar cómo el proyecto se alinea con los objetivos medioambientales mencionados anteriormente.
Sin embargo, para garantizar que la autoevaluación sea objetiva y basada en hechos, puede ser necesario un informe de validación por parte de una tercera parte.
La validez de una autoevaluación es fundamental para garantizar que el proyecto cumpla con los estándares de protección ambiental establecidos por la Unión Europea. Un informe de validación brinda confianza al evaluador y a la Comisión Europea de que el proyecto cumple con los requisitos ambientales y está preparado para recibir fondos.